jueves, 30 de noviembre de 2017

Leer, aventura y arte.

COMENTARIO CRÍTICO DE TEXTO


Estamos ante un texto que nos habla de los efectos que tiene la lectura de novelas en las personas.
El autor inicia su texto enunciando la tesis:”la narrativa moderna es producto de la libertad”.
La argumenta basándose en momentos muy concretos de la historia, el s. XVIII y principios del XIX, tiempos autoritarios. Nos dice que estaba prohibida la venta de novelas. No sólo que este tipo de obras sufriera alguna censura, sino su prohibición radical. Menciona incluso la postguerra, sabiendo que puede tener el apoyo de los que vivieron ese momento, pues todavía hoy siguen vivos muchos de los niños que sufrieron las consecuencias de una guerra civil, como la que menciona.
Los argumentos que aduce para defender su tesis son las mismas razones que sirvieron para prohibir las novelas. Sin embargo, no refiere que precisamente debemos la novela a la reacción que tuvieron los lectores de esas épocas. De hecho, en el siglo XVIII se puso de moda leer. Se leía de todo, por supuesto novelas también. Se hacía a solas, pero se leía. Tanto es así que en ese siglo XVIII o Ilustración se crearon las bibliotecas para prestar libros, dada la demanda de los lectores y los problemas económicos para comprar ejemplares de los libros que se publicaban. Tanta es la afición a la lectura que se multiplicaron las publicaciones. Vemos que se puede multiplicar por 5 o 6 el número de ejemplares en una tirada. Se abaratan los libros, pues el uso de la imprenta lo hace posible. Incluso  se pone de moda la literatura femenina; es decir, literatura hecha por y para mujeres, cuando ésta había estado siempre relegada a los quehaceres de la casa y a la crianza de los hijos, no a la formación cultural e intelectual, ni a la propia ni a la de los niños. Con todo, el número de lectores se ha disparado, y de ahí el número de publicaciones y ediciones.
La realidad es que esta moda posibilitó, como dice el autor del texto, que el libro se convirtiera en vehículo de ideas modernas; de hecho, gracias a esta moda en la segunda mitad del XVIII las ideas expuestas en la Enciclopedia de Diderot circularon por Francia y el resto de Europa; se da una tendencia al escapismo por el que al conocer otros mundos, muchos maravillosos frente a la cotidiana realidad, el individuo podía dar rienda suelta a la imaginación y a sus emociones. Esto mismo iba contra la necesidad de racionalizar, regularizar y someterlo todo a unas normas, a una unidad, a un poder controlador hasta en los más escondidos rincones de nuestro ser. Otra consecuencia es el aislamiento individual (se leía a solas y en la intimidad, como hemos dicho ya). Ahora el diálogo interior y con el libro se lleva a cabo en la más estricta privacidad, aunque a veces esa intimidad se refiere a pequeños círculos de amigos donde se leían, debatían y criticaban las obras que veían la luz o que nacían `precisamente en esos ambientes, caso de las tertulias literarias que tenían lugar en los Reales Alcázares de Sevilla con Pablo de Olavide como organizador. Se ven nuevos modelos de comportamiento, tales como que la mujer descubrió la lectura de los libros y la formación como medio de evasión y de formación ante cualquier tipo de opresión. Se sustituían saberes útiles por otros inútiles, pues todo debía servir para un fin práctico, no lúdico como podía ser el de la literatura en general y el de la novela en particular.
Todo esto no interesaba al poder establecido y la respuesta lógica fue la prohibición. No obstante, aquí podemos traer a colación el dicho “no hay arma más poderosa que la cultura”. Como consecuencia a este ambiente de despropósitos, la novela resistió el peso de la censura, aunque fuese en la soledad de la intimidad, hasta llegar a ser lo que es hoy.

En conclusión, resulta muy evidente que el autor defiende abiertamente la lectura de la novela por sus efectos beneficiosos para todos los lectores, aunque tome como argumentos los mismos que sirvieron en otros tiempos para denigrarla.

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